jueves, 17 de julio de 2008

viernes, 27 de junio de 2008

De puño y letra

Tengo dos formas de comenzar a escribirte esta carta. Como mi indecisión ha hecho de mí un carácter, he optado por tomar las dos al mismo tiempo.
Primeramente; me he visto en la obligación de escribirte, y no ha sido nadie quien me ha obligado, si no yo mismo.
Durante mucho tiempo, sentí que mi razón podía alcanzar muchas cosas, tantas, que casi nadie podría entenderlo. Me lo repetía una y mil veces, tratando de hacer de mi la perfección. Sea moral, sea ética, se de la forma que fuese. Los canse a todos con mis decisiones, con mi forma, con mis críticas y cuestionamientos, a tal punto que llegue a cansarme.
Creo que de mis actos no puedo pretender arrepentirme, después de mi testarudez amante de la razón. No quiero darte explicaciones, no quiero inventar escusas, estoy tratando de ser excesivamente sincero y poco inteligente. No porque me obligaran, ni presionaran. Porque yo mismo lo decidí. Y de esto creo, he comenzado a tomar las decisiones que mi corazón dicta, por sobre mi cabeza, por sobre la estructura que de mí mismo formé, y tanto aborrezco reconociendo las contraindicaciones del resultado.
Un día me mire desde lo alto, en donde siempre creí estar, y vi, que estaba muy lejos de quien realmente soy, y de los míos, quienes realmente siempre fueron, que realmente no miraba desde 500 pies de altura, si no que sumergido en lo más profundo y más bajo de lo que se pueda llegar.

Segundo: no creo que recuerdes, pero fuiste tú, quien un día, sin conocerme mucho, volteaste de entre los primeros bancos de la orilla izquierda de la sala y me increpaste por mis risas constantes y la manera en que todo ridiculizaba, me dijiste “creo que hay momentos para el guebeo, y otros para hablar en serio”. En el momento osé, ridiculizar dichas palabras, como siempre lo hacía.
Nunca pensé que el balazo que me tiraste, me llegara tanto tiempo después.
Esta carta es la respuesta a esas palabras y quiero que sepas que si las aprendí, tardé, pero las aprendí. A porrazos, pero las asimile al fin. Y que valoro tanto tu amistad, como el arrepentimiento de haberla perdido.
Solo quería decirte, que te extraño mucho, que eres una gran persona que nunca llegue a comprender por más que la escuche. de seguro, si así hubiese sido, te habría acompañado cuando más lo necesitaste, y creo, que aunque ahora puede que yo te de lo mismo, que no te falten amistades (reales), que tu hija ya tenga dos años, y que todo en tu vida marche más que bien, soy yo el que bajo de la nube para hacerme persona al menos intentando decirte, que tus palabras si las escuche y no me hice el tonto, que no hay día que no recuerde las veces que reíamos juntos y molestábamos a los demás como si de los más perfectos se tratase.
Que no hay día en que pase con la micro por fuera de tu casa, y que no tenga mi mochila apretada con fuerza para bajarme con la micro andando, la misma casa en donde como vagabundo quede tirado aquella vez en el carrete, y que tu hermano de manera reiterativa me invitaba a hospedar (bastante reiterativo a decir verdad, a pesar que mi respuesta siempre fue la misma: “si, gracias”), antes de salir corriendo por toda segunda transversal empujando a tu primo y su moto que yacía en pana.
Espero que solo leas esto, no que me perdones, ni que me comprendas, si no puedes o quieres hacerlo, solo pretendo reafirmar lo que en la carta me escribiste (en rigor una mariposa de papel que robe de la pared, en la cual te obligue a escribirme algo) con todas las palabras que guardo en mi corazón de melón.
Se despide “reiterando” (como tu hermano en aquel memorable día) todo lo que te quiero y estimo:


Eduardo Miranda López.

sábado, 14 de junio de 2008

veo lo que veo


Muchas veces me pregunté si acaso hablábamos el mismo idioma. Si compartíamos ese código que tienen los hermanos en las películas, que te permite comunicar con los ojos, lo que no se logra decir con la boca.


Te miraba mientras tomábamos once, y me decía ¿no es acaso el mismo que hace años se paró frente a todos para gritar a toda luz, lo que me incitaba aquella base improvisada e insolente?.
Me tomaría todo el tiempo del mundo para tratar de explicármelo, pero creo que una vida no hace falta, cuando no es en ella, como contexto, en donde descansa la sangre y sus pertenencias. Todo viene desde lo imperceptible para el ojo humano, tan sobre la ciencia, sobre la filosofía, sobre el esoterismo, lejos de todos los ismos y las gias, viene eso de que te hablo, pero que me cuesta explicarlo con rigurosidad.


Veo en tu mirada la mía, veo en tu hablar mi expresión, veo en tu negar mi testarudez, veo en tu caminar mi fragilidad, que deseaba esconder con apariencias rudas y fuertes, ante cualquier demonio ante cualquier vampiro ansioso de comida.
Las situaciones son flexibles al tiempo, al espacio, y si así era. ¿No es tu situación la misma que la mía, años atrás?


Tengo la teoría de nuestra sangre, que nos sumerge, y por la cual salimos a flote cada vez que alguien o algo quiere hundirnos. Veo en ti mi fortaleza que nunca tuve, que solo vestía como la ultima prenda de moda, como el regalo más costoso, tanto así, que mis valores no me alcanzaban para comprar dicha cosa, es por eso que siempre anduve desnudo y vulnerable.


¿No somos tu y yo lo mismo?, ¿un capitulo mas de la misma historia?
¿No eres tu el que se pregunta cuantas veces voy a ser lo que soy, al igual que solía hacerlo yo?
¿No sientes acaso la luz de la luna, sobre las estrellas, amamantando miles de sueños y promesas que jamás cumpliría, ahogando todas las ansias por realizarlas, y si así fuese, ¿no sientes que la luminosidad del cielo nos promete también al mismo tiempo la oscuridad?
No quiero verte subir como lo hice yo, no porque no quiera que triunfes, si no que le temo al hecho de que algún día alguien te haga bajar, sin piedad, sin corazón, sin el amor que yo comprendo y que tu comprenderás a mi edad.


Siento pánico de que alguien alimente tus pensamientos negativos, que alguien te obligue a ver lo que no elegiste, simplemente lo que te toco, o lo que hicieron que te tocara.
Crecimos amparando circunstancias completamente diferentes. Tú los tienes a tu lado, yo algunas veces los sentí, pero creo que es fruto de que los seres humanos aprendemos de la historia, del pasado, para alimentarnos y crecer duros como roca en un presente que luego se olvida para anhelar otro mucho mas seductor, al menos en los sueños.


Quiero ser tu ejemplo y temo que no me alcanzará para hacer de ello algo digno.
Quiero que hagas todo lo que yo no hice y quise hacer. Quiero que digas lo que no fui capaz de decir, quiero que crezcas todo lo que yo no pude crecer. Quiero que cumplas tus sueños, porque al menos, sentiré que parte de mi, si los cumplió.


Quiero que te sientes un día a encontrar respuestas, a hablarle a la vela que baila coqueta con lo que desee animarla y que la respuesta a cualquier pregunta sea la misma de siempre. Es la sangre la que tira, no el cuerpo. La sangre no se ve, lo que se ve es su textura pero no su profundidad, no su explicación, porque para tenerla, solo hace falta que me mires desde donde estés, porque yo te estaré mirando.


¿Serán mis mentiras as tuyas?, ¿serán mis rabias las tuyas?, ¿serán mis preguntas las mismas que tú te haces, o que te harás?, que al caso valen y son lo mismo.
Como te dije antes, las situaciones son flexibles al tiempo y al espacio.


Quiero que cuando estés en el suelo, boquiabierto, cubriendo tu vientre por una patada, sientas que esas calle las caminé yo también, a la misma hora que tu, bajo el mismo cielo que tu, y al igual como tú lo harás, me pare frente todos, para gritarle el significado de nuestra sangre. Lo grite con toda mi rabia y felicidad, con toda la fuerza que había dentro de mis paredes, para que las palabras no se fuera nunca del aire y de su eco, que al menos uno pudiese alcanzar tu pelo, para arreglarlo cuando no notes que debes hacerlo.
Tu y yo, nacimos con esa necesidad de gritar, de hablar, de contarle a todos, todo y de todo. Es tal mi osadía y mi lucidez hacia lo que debo hacer, que hasta puedo hablarme a mi mismo, solo hablándote a ti.


Tú y yo llegamos desde el mismo pueblo, alejado de Santiago y sus penurias. Venimos de algo muy lejano al paraíso, y mas cercano a lo otro, pero venimos por lo mismo, porque no soportamos mas lo de siempre, por que quisimos lo otro, lo que estaba lejos de nuestras manos, porque nos encantan los viajes largos, plagados de piedras y malezas, porque somos tercos como un burro, porque nos gusta que nos repitan las cosas, nos seduce que nos presenten atención, simulando no entender algo.


cuando sientas, que no eres igual a los demás, que tus rimas no las entiende ni le gustan a nadie, que tus llantos son de bajo volumen, que no hiciste lo que deberías haber hecho, Romperé la pared que separe tu celda de la mía, te abrazare diciéndote: ¿no somos acaso tu y yo hermanos?.

viernes, 6 de junio de 2008

El día que dejó de serlo


Siempre me pregunté hasta qué punto puede llegar el temor o el pánico.


El temor es altamente nocivo, si de enfrascarlo fuera mi misión, le pondría una calavera con dos huesos cruzados, por distintas razones, pero la que se me hace más relevante es ampliamente protagonista entre todas las demas. Los seres humanos vivimos inventando temores y cuando se hacen reales, vivimos para que desaparezcan.


Mi tía estaba agonizando ya desde hace varios días. Fue profesora de música hasta el último de sus días, podría asegurar que su expiro fue tan rítmico como sus dedos junto a aquella caja negra, de gigantes proporciones, entablada por piezas de domino. Su pasión era algo incomprendida por mi púber cabeza, mis intentos de tocar alguna pieza musical a través ese instrumento, solo se sometían al famoso himno de la alegría y uno que otro garabato, para luego recibir los aplausos de mi abuela que me situaban en lo más alto del pódium.

Llegamos a la casa de mis abuelos en auto, toda la familia viajó en silencio y ni siquiera hubo intentos de poner alguna estación de la radio que lebantara el ánimo. Mis manos estaban sudando, hice lo posible por evitar aquel momento de verla tendida en una cama apenas respirando. Pero lo inevitable es justamente eso; se puede postergar o ignorar, pero no evitar. Siempre postergué aquellos momentos, evito toda cosa que me pueda descolocar.
Cuando toqué el timbre de la casa diseñada por puño y letra de mi abuelo, no terminaba de comprender a lo que iba. Miraba mi pantalón de buzo, lo levantaba por las rodillas para no pisarlo con mis zapatillas, rascaba mis brazos y mordía mis dedos. Eran cerca de las cinco de la tarde, de un mes que tétricamente había sido una mierda, por distintas razones que no vale mencionar en este momento.
Logro escuchar que el paso corto y rapido de mi abuela se aproxima hacia la puerta, para dejar su cara aplastada por un gigante, a vista del público. La saludo de un beso en la mejilla y un abrazo algo vacio, estaba en blanco, choqueado.
Cuando llego a la pieza y la veo, solo alcancé a contar hasta ocho. El nueve y diez fueron eternos, entre estas numeraciones se desataba un llanto de niño, me hinqué al costado de la pared junto al medidor, mientras cubría mis ojos con las manos y no descansé hasta botar todo. No hice caso a las peticiones de mi padre, sobre evitar emitir opiniones pesimistas referentes al estado de la Lina delante de mi abuela. No lo hice porque no pude, no porque no quise.


Cuando al fin pude entrar a la pieza, me acerque lentamente a mi tía. Es increíble como la muerte nos cambia, nos hace irreconocibles, si hasta pareciese que somos de papel. Es lo que permite a ese dibujante que hace y deshace en la plaza de armas, caricaturizarnos a su modo y antojo. La muerte nos transforma en algo, que carece de toda certeza y definición, pero creo que todos los que estábamos en esa pieza llegamos a un consenso, la Lina que bailaba y cantaba en los dieciochos de septiembre, era muy distinta a lo que se podía ver en aquel momento.
No sé si lo dije en voz alta o las palabras solo se limitaron en su construcción. Le mencioné que la amaba, y que me perdonara por no haberla ido a ver antes, que fui un cobarde, que esperaba que me entendiera… que descansara tranquila, que ya estaba todo bien, que iba a estar todo bien.


Ese mismo día, al llegar a la casa, nos llamaron por teléfono. Mis abuelos piensan que no quería irse, que le faltaba vernos a mí y a mi hermana. Responsable con sus condiciones como lo fue siempre, cumplió el trato.


Desde ese día, la música entro en mí de forma distinta, despertó una pasión por el piano que no conocía, estaba muy lejos del rap y del ruido, mucho más cerca de la armonía y los acordes.
Cada canción que contiene un piano, me provoca cosas muy extrañas, me contagia silencio. A menudo puedo ver las estrellas fosforescentes y palpitantes hablarme un montón de cosas que nunca logro descifrar, pero que simulo entender hasta que termina la canción. Independiente de donde y como esté, bajo techo o tendido de espaldas en el pasto, con los audífonos bien puestos o sin ellos.


Lo que dejó en mí este personaje es algo muy parecido a eso, a los acordes de un piano, lectura rítmica variable e incontrolable, casi ilegible, mucho más escuchable.
Comprendí que hay personas que son de una textura distinta a la realidad. Son algo sedosas y transparentes, como los sueños. Tienen esos códigos, esas maneras que te marcan, que te tatúan la piel y la cabeza, en un caudal sanguíneo desenfrenado, como una vacuna certera.


Hay cosas que inventamos para luego luchar por su desaparición, pero los sueños no desaparecen ni viven, un sueño no está porque lo llamamos, ni se va por que lo expulsamos, simple y exclusivamente porque un sueño no es un temor.


o al menos ese día dejo de serlo.

sábado, 31 de mayo de 2008

de vuelta "al lugar"




Llegué dando bote, igual que una pelota de futbol, cuando la pateas desde mitad de cancha para hacer un globito con toda potencia, pero luego, cuando das la media vuelta y apoyas los dos pies en el pasto, volteas para mirar el golazo y vez como la pelota botea la necesario como para caer a los pies del golero, la agarra, sin problemas.



Así me patearon, desde un rincón de Santiago, con toda potencia, rebotando por Maipú, Pudahuel, Estación Central, La Reina, Santiago centro, Vitacura, Talagante, Renca. Impulsaba mi cabeza hacia abajo, cada vez que esperaba el bote en el piso, quería llegar lejísimo, botear para siempre, pero caí a los pies de un lugar que me desconcertó.
Me pregunte muchas veces que si acaso el puntapié no había sido lo suficientemente fuerte como para llegar tan lejos. Los relatores lo anunciaban: “Uff, pintaba para golazo, pero le falto comba ¿o no sapito?”, decía Carcuro, con un tono desolador. “siempre falta la chaucha para el peso don Pedro, esta no fue la excepción, Chile juega bien, pero no marca”, le señalaba el sapito Libingtone.


Abrí la ventana de la micro, para que me llegara el aire, queria despabilar, estaba ansioso, nervioso y con mucha adrenalina, le gritaba al chofer para que apurara la maquina, no quería llegar a trazado. La gente que en un comienzo me miraba asustada, ahora comenzaba a lanzarme gritos acusadores, para que cerrara la boca, yo seguía cerrando los ojos y aguantándome las ganas de llegar al lugar. En eso estaba. Cuando la micro frena en seco, abrí los ojos encolerizado, para ver que mierda pasaba. Me percaté del taco que acomodaba la micro en la que iba, como un gigante rompecabezas. Miraba a la demás gente, muchos de ellos de pie, algunos colgando con cara de desahucio, de cansancio, todos tenían algo que hacer, todos tenían un destino, creo que era eso lo que los calmaba, lo que los mantenía vivos, lo que no les permitía desplomarse y caer en un profundo sueño. Yo, a diferencia de los demás tripulantes no encontraba ese lugar, no tenía destino, ni siquiera sabía porque me había subido a esa micro.
Sin pensarlo dos veces, me paré de golpe, para tocar el timbre y apenas abrió la puerta, me lancé hacia afuera, como los heladeros, pero sin la caja con helados.



Ya abajo, en medio de un paradero repleto de gente, que daba la impresión de ser una fila para un concierto de algún cantante famoso el cual había agotado sus entradas, me lancé a la calle, me puse la capucha del poleron, subí la música de mi mp4 hasta el tope, y comencé a caminar, caminar y caminar, sin pensar en nada, ya estaba atrasado para llegar al lugar, “que tan atrasado llegara daba lo mismo”, me dije. Mejor aún, el lugar ya comenzaba a darme lo mismo, me había dado el día libre para caminar, caminar y caminar. Era lo que acababa de comprender.
Fue tanta mi libertad, que casi no me di cuenta, como ni porque me encontraba en la puerta de mi casa, lugar del que había salido horas antes, enojado, aburrido, apurado, estresado, para “aquel lugar”.


Ahora miraba esa misma casa, pero me parecía más bella, mas grande, mas colorida, mas tranquila, mas acogedora. El viaje había sido instantáneo, como aquellas caminatas hacia un lugar que frecuentas durante mucho tiempo, tanto así, que los pies hacen sola su pega, tu cabeza puede estar en otro lado, pero llegas siempre, nunca te equivocas. Abrí la reja, y toque la puerta esperando que alguien me abriera.



La puerta se abre luego de un rato. Cuando levanto mi cabeza noté que era mi madre, que me miraba extrañada y sin preguntarme nada me dijo:
-que frío hace, pasa, está listo el almuerzo.

martes, 13 de mayo de 2008

No se come cuando se habla

¿Qué cuánto cuestan?
Como quina, o quina cincuenta, algo por ahí.
¿Qué que traen?
De todo, puta; palta, tomate y mayo.
¿Cómo que… que más?
Eso pues hombre, si por eso se llama italiano.
De otra forma se llamaría, no sé, checo, alemán, nicaragüense,
¿Te imaginai gueon, que traería un completo estonio?…
Traería algo así como crema de arándano, merengue, y salsa de uva.
Seria brígido.
Mejor aún, un completo de Chipre, tendría puro merengue.
No se po gueon, a mi me gusta más el ass.
Pero eso sí que es exótico, llamar ass a algo que se coma.
No se…comer poto no será de lo más saludable. No creo que algún nutricionista recomiende comer poto.
¿Quiere italiano o prefiere servirse un poto?
No sé, seria, gracioso igual, distinto, eso sí.
En la esquina po gueon, como a dos cuadras de acá.
Osea, nunca, pero el Mauricio va siempre con los cabros, dicen que son gigantes.
Siii po gueon. Pa que te vai a cagar la guata de apoco, cágatela de una, y harto.
Si es mejor, tener buena digestión, para no engordar po gueon.
El ítalo va como siete veces al baño en el día gueon, EN-EL-DI-A-GUE-ON.
Puta no seee po gueon, tiene buena digestión.
Las minas van como una vez cada dos días, a veces tres.
Si son cuáticas.
La otra vez le pregunte a la Marce.
No sé cómo salió el tema gueon, como que de repente la vi pasar al baño, y cuando venía de vuelta le dije:
-¿Y?... ¿Cómo te fue?
-Bien, si fui a lavarme las manos no más.- me dijo.
Yo le dije ¿y no vay a hacer otras cosas?
Ahí me dijo que no hacía en baños ajenos, que prefería aguantarse hasta la casa, pero cuando llegaba, se le pasaban las ganas, como que se le olvidaba, ¿cachay?
Como cuando tenis algo pendiente, y sabis que no podis obviarlo, pero se te olvida igual…
Nah po, ahí se fue, y yo seguí comiéndome las tostadas del casino.
Nooo ¿Por qué asqueroso gueon?
Aparte que no me la quiero imaginar en eso, porque la encuentro rica.
No quiero imaginármela, porque esa es una táctica pa cuando queris que te deje de gustar una mina.
Tengo un amigo que decía que las minas no hacían caca gueon, hacían flores.
Si, era un poeta el hombre, volao como el solo eso sí, uff, te contara…
Pero solo las ricas po gueon, las otras hacen caca. Según su teoría.
¿Te atrevis a preguntarle a alguna mina rica si hace flores?
¿Y como yo le pregunte a la marce?
¿Cómo que es ordinaria?
Gueon vive en Las Condes, tiene el pedazo de departamento, auto, dos notebook, de todo gueon.
No si se que no tiene nada que ver, pero igual po gueon.
Es una tendencia.
Cacha allá va la Leslie. Es mala gueon, pero como que tiene algo.
No si dije que era mala, si te dije antes.
Primero que todo…
Partí diciendo que era mala, pero que tenía algo. Eso dije.
Aaa no se, como que un aire, no sé, se sabe rica la gueona, y las que se saben ricas, tienen a la vez un poder de convencimiento, que persuade a los demás. Como que la mirai y decís, puta cuando nació, los papas vieron que era malita, que no le iría bien con los hombres, y por eso la criaron con todo el amor del mundo.
Fíjate.
Estéticamente es mala.
Pero aun así la hariai.
Aaa, pero gueon si dijiste que no tenía nada gueon.
Ahora la haríai, eso quiere decir que no la encontrai mala.
No po gueon, estay siendo inconsecuente, es como si dijeray que el matador está guatón y que no corre ni en bajá, y después celebrarai los goles que haga.
Aaa gueon, no puedo discutir con un gueon que no tiene una postura clara frente a la vida, porque no sabís que discutirle, y es fome discutirle a alguien que no quiere discutir, al no tener una postura frente a la vida, que sea clara… (¿?)
Oye ya vamos a bajonear, que la guata me suena gueon, yo como que me enfermo cuando no como y hay gente que se muere de hambre.
Como va a ser sugestión, si es algo que no puedo controlar, como que pasa no más. ¿Cachay?-
Ya, yo voy, el que me sigue, bien, el que no, que se cague de hambre.


No. Fui al baño gueon.
Nunca dije que me iba. Dije que yo iba, que el que quería que me siguiera, pero nunca dije lugar, ni hora, ni nada.
.gueon, ¿hay algún notario que certifique, que dije eso?
Ya po gueon.
Ya ahora sí. Cabros ¿vamos a comernos un completo?
Como… ¿estamos en la hora ya?
Pero si salimos recién.
Ni me he sentado gueon.
Ya gueon a las 3:00. A las 2:50. Salimos antes, pa relajarnos un rato.
Ahí sí que si gueon, si no voy solo no mas, que tanta guea.
Puta ahora me voy a enfermar por su culpa gueon.
No es sugestión, ya te dije gueon.
Toma, llama a mi mamá, pregúntale. Yo no voy a decir nada.
Como que pauteado gueon.
Tu creis que yo le digo todos los días:
“mamá, si te llama alguno de los cabros, antes que diga cualquier cosa, dile que tengo que comer, porque si no me enfermo”…
Ya, entra tu primero.
Puta, porque yo siempre entro primero po gueon, yo siempre doy la cara. O que entre el Jaime.
Ya filo yo entro…tanto tramite, vive la vida loco, déjate llevar.


Te dije que este viejo era cuático gueon. Que se trastornaba con la puntualidad.
Como que se excita cuando llega y están todos sentados.
Como que si uno llega tarde, no puede llegar al orgasmo, como que lo interrumpen.
Ya filo, vamos a comer un completo, que me cago de hambre.
¿Qué cuánto cuestan?

sábado, 10 de mayo de 2008

aconséjame buen aconsejador


Creo que todo lo que se aprende y te digo: "que no panda el cúnico", alguna vez se vuelve a desaprender. Todo lo que se arma, se tiene que desarmar, todo lo que sube tiene que bajar.
Por todos los consejo que recibo escuchándolos, pero no comprendiéndolos, y pido perdón por mi insensibilidad, por el esfuerzo concebido al emitir un comentario, dícese sabio de un amigo para apelar a mis conductas, pero es que considero un consejo, completamente inservible, cuando nos son las experiencias el fruto de la corrección.

He escuchado mas de un par de veces, lo siguiente: “que gueon, si el sicólogo no hace nada, el gueon solo se remite a escuchar, y comentar con un vocablo casi intraducible, cada cosa que no entiendo, al final, es gastadero de plata”.
Si todos comprendiéramos lo mal sicólogos que somos, sería más fácil mandarse condoros (y mas para uno que gusta tanto de mandárselos). Y si supiéramos lo difícil que es escuchar a un “confundido”, o “congestionado”, porque para uno todo tiene una solución fácil, a diferencia del aludido.
Tengo un amigo, (y no diré tu nombre Ricardo Moreno fuera de este paréntesis invisible que solo puedes ver tu, así que tranquilo) que se encarga de enrostrarme cada cosa mala que hago, cada falta que cometo, cada aberración que sale de mis actos, y lo considero una lata, pero es risible a la vez, que te reten a estas alturas, que te enrostren lo malo que eres, es perfectamente chistoso.

Yo, en lo personal, soy un pésimo sicólogo. Cuantas personas me dan las gracias por aconsejarlos, que casi estarían dispuestos a pagarme por aclararlos, y no saben lo fácil que es mirar la paja en el ojo ajeno. Compadre, el beneficiado no eres tú, porque por más hermoso que resulte mi manifiesto, no lo utilizaras porque somos todos unos animales, y yo soy el más beneficiado por qué ejercito mi mente al trabajar tus depresiones.
Que tétrico suena pero es verdad, los consejeros, ganan la diversión del ejercicio de justiciero moral, que sirve al menos para calmar nuestra amoralidad, y el aconsejado sigue igual, se agarra a la mina del amigo igual, le pega al gueon igual, he insulta a su suegro igual. Para que. Digo yo, para que pierden su tiempo los congestionados preguntando qué hacer, si al final ni se inmutan luego en la acción.


- Gueon, que hago, me cago la maraca gueon, y con el conchesumadre que me cago gueon, penca el culiao, ni un brillo. si ahora cualquier gueon entra a la chile po gueon, pa que andamos con gueas. y yo igual tengo pinta, por último po gueon, no sé. En vola es culpa mía, pero esa gueona también, si fue tan re perra gueon, en mi cara osea, no en mi cara, a mis espaldas, que es lo que más me duele, por ultimo avisarme, no sé, por cariño, por último. Igual estoy pa la caga gueon, a qué hora salís el jueves?, aaa tenis solemne, no se po gueon, pa tomarnos un copetito, nooo si no estoy pa na bien gueon, estoy con rabia, eees que esta conchesumadre, y con le gueeeooon, si eso es lo que más rabia me da. No si no es por mi gueon, si por mí, que haga lo que quiera, si es por ella que se caga la vida con un gueon tan penca. No si yo lo mato, le aforro, te digo, si lo pillo en el metro, lo tiro a la línea gueon, la dura. No si no estoy guebiando. No si se gueon, Si es broma, si no soy asesino.
Pero que hariay tu?...
Es que pa ti es fácil decirlo po gueon.
No si tengo plan, tranquilo, espera.
Puta no tengo fuego gueon, quiero puro fumarme un pucho gueon, pa calmarme.
Nooo si se gueon, si estoy tranquilo. Siii si la guea ya fue. Nunca más la llamo gueon. Nooo si se gueon, siempre digno.
¿Tu creis? Ni disculpas me pidió. Si la pillee gueon, el manolo me conto todo gueon. Si no tenia por donde escaparse, haber espera. Pablo, oye gueon, pa donde vay?, puta pa que hagamos algo después de clases po gueon, siii po gueon una chelita, dale, a la vuelta cachamos po gueon, dale. Ya ahora sí, este conchesumadre es muy re simpático, pero es tan sacoguea gueon, es el que te conté la otra vez, al que en la serena le echaron jabón liquido en el trasero cuando se le apago la tele, ¿te acorday que te conté?, ¿que casi se tira por la ventana cuando despertó?, claaaro, pensó que se lo habían….claraaro. No si es buena persona gueon, pero es saco guea ¿cachay?
¿Qué te estaba diciendo?
A si po gueon, no si puta, igual como que me cago de onda de repente.
Es que es cuático po gueon, si le daba todo, TODO po gueon. Nooo si eso no es nada, si pa los 2 años, la invité a pan de azúcar, trabajé todo un mes en la biblioteca como gueon, y puta, todo pagado, no gastó ni uno la gueona. Siii po gueon, y la muy cara de raja me sale con esta gueaaaa. Puta gueon, que queris que te diga, marca po gueon, si no tiene otro nombre. No si se po gueon si esto te lo digo a ti, nunca se lo voy a decir a ella po gueon, aparte que borré su número, ¿ha? si, si obvio que me lo sé de memoria po gueon, pero por último, por una guea simbólica, como que ya no está en mis intereses, ¿cachay?
Noooo, si es que me cago de onda gueon. Haber espera. Oye flaco, ¿tenis fuego?, shh que guea gueon, te pido fugo y me pedís cigarro gueon, ándate a la chucha culiao, que guea?, espera que corte po conchetumadre ,¿ a si?, ya po gueon, porque anday con tus amigos te hacis el choro gueon,¡ conchetumadre!.
Ya ahora si. No si estoy tranquilo gueon, es que me carga la gente barza, y en este país está lleno, oye, ya po gueon, juntémonos el jueves, a verdad que me dijiste gueon. Ya, vale por tus consejos, siii gueon…si soy mi amigo gueon, puta haber espera.
¡Pablo! ¡Pabloooo!, ¡pablo gueooon!
Miiira el cabro culiao se fue, se hizo el gueon, nerd culiao, si no lo pesca nadie gueon,si es un loser de tomo y lomo. Supiera que yo le dije al Bareto que le hechara jabón en el poto gueon,si lo invité por caridad no mas gueon, porque me da pena lo pavo que es gueon. ya filo, ahí hablamos por msn, te cuento bien la guea, que este celular, chupa como orilla de playa…como vo en el tabo po gueon, no si el celular es nuevo si es el plan, tan re malo gueon, dale…ya gueon, no si filo gueon, si me tomo una petaca solo en la plaza del economax, fiilo gueon, no te preocupis de verdad,ya chao, ahí hablamos pa cachar la guea po gueon, ya saludos gueon, si si se gueon, vale compadre, chao chao.-

Si contara las veces que me dijeron, no te fijes en la pinta, o que tan rica es la mina para pololear, o no te compres algo que sabes, no te pondrás, o no hagas algo de lo que después te arrepentirás. Una tras otra, error tras error, decisión tras decisión errada, como caballo de carrera, fuerte y pa adelante no mas, chocando firme, como Adriano, como Eliseo Salazar, eso es.
Mi remordimiento es por mi incapacidad de aprender, y mi facilidad para olvidar las experiencias. De la boca hacia afuera luce todo fantástico, pero para adentro, ni te cuento el desorden, es extremo, pero usual, ¿para qué pintar de blanco lo negro, si igual se traspasa?


Fumar es malo. Mentir es malo, tomar es malo, molestar es malo, burlarse es malo, los cuicos son malos, los flaites son malos, las privadas son malas, las estatales son malas, comer a deshora es malo, no comer es malo… Pero si ya no se sabe que es bueno y malo finalmente, y aunque se supiera, me digo antes de decir; que entretenido es, dios mío, hacer de la maldad un himno.
Lo que es yo, me mando condoros, y ni le pido consejos a nadie. A veces lo hago para que la gente ejercite su creatividad, porque uno da consejos increíbles, he escuchado cada discurso, increíblemente detallado, prolijo, perfecto, bello, pero lamentablemente olvidable. Mas de alguna vez, he quedado más que perplejo, asustado, realmente con mis consejos, creo que dando consejos uno se siente mejor, mejor de adentro, mejor persona, y eso que no se ha hecho nada, solo se ha dicho mucho, bastante. Pero en rigor, nada mucho que digamos, sobre.

Es que señores, creo, hay que ser bondadoso con el consejero, porque tal parece que en cada conversación de este tipo, el que parece desahogarse es el consejero, mucho más que el aconsejado. ¿Consejero, aconsejado, emisor, receptor?, ¿mensaje? ¿Cuál?¿no? ¿Se?

Yo disfruto mil veces más aconsejando, que siendo aconsejado, y creo que todos deben creer lo mismo. Pero me refiero a un mal consejero, no a uno bueno, ese que solo te escucha y no quiere cambiarte, ese finalmente cumple su rol, te comprende, independiente de la decisión que tomes, al menos, no te dice que hacer, que es lo que en el fondo necesita un aconsejado.
El mal consejero es mucho más entretenido, divierte escucharlo. Recomiendo el ejercicio, de inventar, acudir a la mentira (aunque sea malo) y pedirle a cualquiera que te aconseje.
No pagaría por un monologo de humor, pero si por un consejero, que es gracioso sin saberlo.
Porque el consejero, siempre te dice lo que el realmente no hace. Cada cosa que escuches en un consejo, no viene propiamente de la experiencia fundada en el consejero, solo la desembocadura de consejos, consejos y mas consejos, que recibió, de tal, y cual, que escuchó así mismo de otros. Como la leyenda.

Por favor, deténgase en la cara del consejero por un instante señor director, miren que actuación, que maravilla, primer plano a las cejas en forma de cerro, los ojos brillando como bolita de acero, ojo con su cabeza inclinada como de perro tierno, ojo con sus manos entre cruzadas, sus orejas palpitantes. Eso es señor aconsejado, haga algo por el prójimo y pida ser aconsejado. Le estará entregando una terapia sicológica gratuita a quien realmente lo necesita, el nunca bien ponderado, el querido y a la vez odiado, damas y caballero los dejo en presencia de… ¡El consejero!