viernes, 22 de mayo de 2009

Casi


Cuantas gracias te debo casi casi.


Casi te las doy, pero casi que estabas en el momento en que quise hacerlo, me di cuenta de ello aquel día en que casi se me fue el alma en recordar lo que casi fuiste, cuando casi creíste mis escusas.


Casi tengo la certeza de que casi pudimos ser algo bien hecho, porque de lo bien hecho se necesita un todo completo, no un casi. Casi pudo ser algo maravilloso, pero casi lo fue, gracias a mis decisiones erróneas que siempre me impiden completar algo y entregarlo a las conversaciones sobre lo que tuvimos o perdimos, casi, porque me equivoque.


Estoy aturdido de manera tal que casi borro lo que acabo de escribir, pero casi me permito ser fiel completamente a mi corazón, pero solo casi, porque de completo no hay mucho.
No siento vergüenza a desafiarte, porque sé que esto casi no tendría repercusiones dado que no lo leerás. Complejos si los hay, y bastantes. Casi podría decirte las muchas y tantas cosas que te pude haber dicho, pero entre el poder y el deber, casi no hay límites. Te vi sonreír ayer, en mi mente, pude hacerlo casi dormido, porque ya desde la subconsciencia no tengo dimensiones de las cosas que en realidad son. Casi te vi sonreír pero lo recuerdo así, casi tan real, pero no, tan solo casi.


Y tal vez el tiempo nos enseñe algo. No estoy cien por ciento seguro de ello, creo que el pasado esta tan vivo que cada vez que se mueve al despertar desordena el presente y por ende el futuro. Pero sé que el futuro me pueda enseñar cosas que en el pasado no aprendí, o aquellas de las que aprendí pero que casi ejercí por inconsecuencia en la acción, bueno, debí hacerlo, pero casi.


A veces pienso que no eres tan real como pensé, pero en otras te siento real, ahora mismo bajo la luz eléctrica y el frio de una ventana entre junta, siento que me sonríes y me hablas de cosas que ahora espero no interrumpir, para estar menos seguro de lo que te dije, pero más seguro de lo que me quisiste decir.


En algunas oportunidades te sentí cerca, en la micro, en el mall, en el supermercado, en la calle, sentía que chocaríamos los carros o tropezaría con tus pies al subir la escalera. Pude haberlo visto, pero casi te veo, casi.


Es raro esto, porque no sé quién eres, bueno casi lo sé, pero creo que sentí tanto por ti, y tanto es lo que me arrepentí de no haber permitido que ambos sintiéramos lo mismo, como en una película bien estructurada para así casi poder llenar las salas de cine de parejas amorosas, o mujeres despechadas y lloronas.


Para mí lo eres casi todo, eres una ilusión devuelta justo en la boca de un lobo y yo de manos atadas, listo para la ejecución en vivo en un circo ruso, escena que me costó la cabeza, perdón: “casi” me cuesta la cabeza. No me digas que soy torpe por prestarme a estas escenas extremas, o a lo menos no lo pienses porque solo soy errático en casi todas las situaciones, además déjame decirte por si no lo sabes, casi nunca reciben a despechados odiosos en cualquier trabajo, pero estuve postulando a uno de digitador de planillas excel y claro, no quedé porque necesitaban a una persona que terminara las planillas, no que casi las terminara. Pero casi quedo, que es lo importante.


Te contaba hace un rato que un lobo casi me come la cabeza. Y casi casi, porque apareciste nuevamente, en realidad casi apareciste, casi, pero tan casi como una llamada telefónica para volverte a ver. De todas formas te doy las gracias igual, quizás el tiempo no enseñe a cerrar las cosas, porque casi que no me quedan oportunidades para demostrar que puedo hacer algo completamente.


Te daré las gracias de todas formas por ser casi real, porque quizás yo me equivoqué hace un momento y finalmente resulta que el pasado está tan muerto como Elvis Presley, y así entonces el destino nos enseñaría que casi pudiste ser una llamada telefónica, porque ahora lo nuestro puede ser algo completamente diferente.